¿Quieres convertirte en el mejor amigo de tus hijos, y sostener con ellos una relación basada en el amor verdadero y la confianza?

¿Quieres convertirte en el mejor amigo de tus hijos, y sostener con ellos una relación basada en el amor verdadero y la confianza?

Sobre los hijos:

“Tus hijos no son tus hijos,

Son hijos e hijas de la vida deseosa de sí misma.

No vienen de ti, sino a través de ti, y aunque estén contigo, no te pertenecen.

Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos,

Pues ellos tienen sus propios pensamientos.

Puedes hospedar sus cuerpos, pero no sus almas,

Porque ellas viven en la casa del mañana, que no puedes visitar ni siquiera en sueños.

Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no procures hacerlos semejantes a ti porque la vida no retrocede, ni se detiene en el ayer.

Tú eres el arco del cual tus hijos, como flechas vivas, son lanzados (…).

Deja que la inclinación en tu mano de arquero sea hacia la felicidad”

Khalil Gibran.

 Si quieres formar niños, formate a ti mismo, pero debes saber que no hay garantía

Mis motivos para escribir.

Este articulo está dirigido a cualquier miembro de la familia con acceso a la formación de los niños y un sentimiento de responsabilidad al respecto.

 

Pero especialmente para los que son padres, o incluso, los que están esperando serlo (a cualquier plazo). Aquellos que quieren encaminar a sus hijos hacia su propia brújula interior, como única garantía de que la Divinidad en ellos les guiará en todas las etapas de su vida, estarán despiertos y abiertos, sin importar el desafío, por el que estén atravesando como parte de su aprendizaje.

 

En mi experiencia como madre y como maestra, me ha quedado muy claro que hay deseos comunes que la mayoría de los padres quieren para sus hijos, independientemente de su forma de expresarlos. Estos se podrían resumir en: que sean siempre felices, que se hagan personas de bien, libres del estrés, independientes económicamente y capaces de experimentar paz interior en sus vidas. Entonces… ¿qué está pasando? Porque algo está claro; y es que muy pocos de esos padres pueden ver los deseos de amor hacia sus hijos convertidos en la realidad de sus vidas.

 

Me propongo ofrecer un punto de vista que te puede ser útil, si al igual que yo, sientes que algo no está funcionando del todo bien en la educación instituida; y si crees que cada quien puede contribuir con su propio cambio, al cambio global. Esto se refleja en todas las áreas de la vida. Ya que todos somos UNO, lo que hagamos por nosotros impactará en todo el mundo, y de rebote puede beneficiar a tantos que ni te imaginas.

 

Aclaro que, como en todo, es necesario tener mente abierta y un sincero deseo de proporcionar a tus hijos la oportunidad de ser independientes, aprender de sus propios errores o de los errores ajenos (si ellos así lo deciden), amarse tal y como son, así como saber cuales son sus talentos innatos y ponerlos al servicio de la humanidad, lo cual se les será devuelto con creces. No lo harán para obtener algo, sino para disfrutar del proceso.

 

Es curioso, pero los aspectos a los que me refiero son tan elementales, que cada niño que nace los trae incorporados. El adoctrinamiento familiar, educativo, social y/o religioso mutila a fuerza de repetición, castigo, convencimiento o cualquier otra vía, la conexión natural con la Divinidad, sustituyendo el instinto y la inspiración por cada vez más conocimiento. Esto en su mayoría es inútil, dado que no se enseñan los principios básicos espirituales que contribuirían enormemente a la salud individual y del planeta.

 

A eso se le suma la competencia por ser mejor, que somete a nuestros hijos al dañino estrés desde sus primeras edades, comparándose con los demás, en lugar de saberse irrepetibles en el universo y por tanto especiales por el solo hecho de haber nacido.

 ¿Por qué los adultos dejan de ser divertidos?

Mi intención más sincera.

Ofrecer, con amor, el resultado de algunas de mis observaciones como maestra para ayudar a familias que tienen dudas a cerca de como encaminar a sus hijos en un mundo completamente diferente al que fueron educadas las generaciones anteriores.

 

Contribuir con que cada vez sean más, los padres que estén dispuestos a atreverse y a dejar que sus hijos puedan elegir su propia manera de ser felices, participando conscientemente con ellos en este hermoso viaje que es la vida.

 

Incentivar a todos los que hayan recibido el privilegio de ser padres, para que comprendan que sus hijos necesitan de libertad y amor para llevar a cabo las experiencias que eligieron vivir.

 

¿Te gustaría contribuir a la espiritualidad de tus hijos?

Independientemente de tu inclinación espiritual, o tu creencia religiosa, debes tener presente que lo que somos en realidad es espiritualidad manifestada en lo físico. Los niños saben esto instintivamente.

 

Para desarrollar sanamente la espiritualidad de tus hijos, permíteles que sea su elección. Proporciónales un ambiente saludable; de nutrición. Esta puede ser no solo alimenticia, es decir, un juego, un paseo, una lectura y en fin la vida toda.

 

No me parece acertado inculcarles a los niños la idea de que para que Dios los ame, o para comunicarse con El, hay que buscarlo en el templo, la iglesia, o en cualquier otro lugar. Si sabiendo que tienen dentro su canal de comunicación directa con Dios, aun quisieran visitar la iglesia, no hay nada de malo en ello. Pero no dejes que sea por obligación, ni bajo de amenaza del infierno, sino por decisión propia.

 

Enseña a tus hijos que Dios vive en cada uno de ellos y de todos, que aprendan que Él nos habla a través del corazón. Si somos capaces de practicar el sentir, podremos descifrar mensajes divinos para cualquier momento y situación de nuestra vida. Para enseñarles esto, debes practicar con el ejemplo.

 ¿Te gustaría contribuir a la espiritualidad de tus hijos?Esto no es complicado en sí, solo que hemos sido adoctrinados para hacer justo lo contrario: si algo duele en el cuerpo, buscamos a un médico; si creemos que hemos pecado, buscamos a un líder religioso; si nos sentimos incomodos con el trabajo, buscamos consejos de amigos y familiares. Otros escapan sus realidades a través del consumo de sustancias, están adictos al trabajo, dependen de otras personas, títulos universitarios, estatus económico; o viven en un mundo de ficción queriendo hacer ver a todos a través de sus redes sociales lo felices y perfectos que son. Todo esto mientras sus vidas se derrumban porque una multitud los ama, pero pocos los conocen y ellos mismos se odian por tener que mentir constantemente.

 

Así nos pasamos la vida en una carrera desenfrenada, buscando afuera, porque no confiamos o estamos desconectados de nuestro ser interior; inconformes o infelices; como que algo falta. Pero hay buena noticia: nunca es demasiado tarde.

 ¿Te gustaría contribuir a la espiritualidad de tus hijos?

Ahora nos toca llevar el protagonismo en la educación de esta generación, pero no para dominarlos o someterlos con nuestras ideas de otro tiempo. Debemos guiarlos con amor incondicional hacia su ser interior, a confiar en sí mismos, a encontrar la propia sabiduría; a saber, que por abrupta que sea una caída, siempre se podrán levantar fortalecidos.

 

¿Como seria el padre o madre que te habría gustado tener cuando eras pequeño?

  • Conviértete en aquella persona que tus hijos quieran imitar. No finjas ser quien no eres, porque ellos lo sabrán. Sé auténtico, flexible y dispuesto a aprender.
  • Admite cuando hay algo que no sabes. Di: “No sé, pero estoy dispuesto a aprender”.
  • No creas que, porque eres adulto, eres más sabio. La sabiduría no tiene nada que ver con la edad, ni con el conocimiento acumulado.
  • Enseña a tu hijo a cuestionarlo todo, incluso a ti. Si lo obligas a escuchar tus consejos y a seguirlos, también escuchará lo que aconsejan sus amigos, y lo preferirá, porque serán mas divertidos que tus aburridos sermones.
  • No creas que necesitas preparar a tus hijos para algo. Afila sus sentidos, intuición, inteligencia y a escuchar a la inspiración. Estas cosas no las enseñan en ninguna escuela del mundo y no se desarrollan atiborrando a los niños de conocimiento. Lo que necesiten aprender, ellos lo encontrarán o preguntarán, y te deseo que sea a ti a la persona que acudan con sus dudas. Si tu tienes las mismas también, encuentren juntos las respuestas, como dos amigos de diferentes generaciones.
  • Enseña con tu propio hacer. Aunque digas palabras sabias y discursos elaborados, si no haces lo que predicas, no esperes que te vayan a creen; no confiarán en ti. Las palabras se tornan vacías si no están avaladas por una actitud coherente con lo que se dice.
  • ¿Por qué los adultos dejan de ser divertidos? El sentido del humor es un pilar fundamental de la espiritualidad. Diviértete con tus hijos, ya sea en casa, de camino a la escuela o en cualquier otro sitio. Enséñales a reírse de todo, incluso de sí mismos, y nunca se verán afectados por la intimidación o el acoso.
  • Crea un vínculo sincero. Habla con tus hijos como igual y no como superior. Ellos necesitan un amigo, no un jefe.
  • Piensa que, si tus respuestas no son convincentes, ellos las buscarán en otras fuentes (en línea, con amigos o cualquier influencia que se sienta más excitante o divertida). No quieras parecer santo ni perfecto frente a tus hijos.
  • Si no te conviertes en su amigo, la relación con tus hijos podría ser miserable. Muchos niños hacen cosas solo para molestar a sus padres.
  • Dedica tiempo de calidad con tus hijos. Esto significa ponerles atención, escuchar sus inquietudes y responder de forma sincera, estar con ellos por el mayor tiempo que puedas, evitar uso de dispositivos electrónicos durante este tiempo. Esto aplica para cualquier edad, pero si no lo haces desde sus primeros años, habrás desperdiciado un precioso tiempo de disfrute y aprendizaje mutuo.
  • Ten presente que comprar videojuegos o cualquier dispositivo electrónico para tus hijos no es sinónimo de amor por ellos. Significa que estarán entretenidos y haciéndose adictos, mientras tu te puedes ocupar de otros asuntos. Esta actitud puede parecer inofensiva, pero cuando caigas en cuenta de la trampa, te será más difícil recuperar la relación.
  • Siempre háblales con la verdad. Si ellos descubren que mientes, aprenderán también a mentir.
  • Enseña a tus hijos a interpretar los obstáculos como señales de que no es el momento adecuado para hacer algo.
  • No trates nunca de reprimir sus emociones (ira, miedo, tristeza, etc.), en nombre de la “buena educación”. Lagrimas que no se lloran hacia afuera, se lloran hacia adentro, dejando cicatrices emocionales que luego se somatizan en el cuerpo provocando enfermedades.
  • El contacto, amor y respeto por la naturaleza en todas las formas de vida, es una manera muy efectiva de reforzar el sentido de espiritualidad. Cualquier daño causado al entorno natural nos afecta a todos, porque somos UNO, hijos amados del Creador.
  • Una mascota podría despertar en tu hijo el sentido de la responsabilidad, siempre que no se lo impongas, que sea algo espontáneo.
  • La disciplina impuesta funciona, solo si tus hijos te temen (y eso es una bomba de tiempo). Si odian tu disciplina, también te odiarán a ti, y se alejarán a la primera oportunidad.
  • Nunca sustituyas el amor que debes dar a tus hijos por cosas materiales.

 

Para concluir:

Si aún te encuentras en el viejo camino, queriendo proteger a tu hijo de todo lo peligroso, debes redirigir esas energías. Sé un amigo divertido, vulnerable, que también comete errores y que, si ellos te necesitan, estarás ahí para ayudarlos sin interferir con el su libre albedrío.

 

Por último, y no por eso menos importante, olvida las expectativas. Hazlo todo por amor, por puro convencimiento de que es la verdad y por tanto una forma de vivir sin resistencia, y con capacidad de admirar y aceptar cada cosa, momento o persona como es, incluso tratándose de tus hijos.

 

“Si quieres formar niños, formate a ti mismo, pero debes saber que no hay garantía”.
Sadhguru.

Beatriz Mahiques

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12 comments

No podía esperar algo mejor. Me llenan de alegría al saber q estás haciendo lo q te apasiona. Y sobre todo, el poder escribir sobre la juventud q nos persiguen. Felicidades amiga del alma. Por tan bien articulo. Felicidades

Carmen Hernández

Beatriz! excelente informacion, muchas gracias por compartir.

Ana Gonzalez

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